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BACHE

Todo lo que tenga que ver con la provincia de Cádiz me gusta. Sus playas, su sierra, su gente, su atún, su pescaíto frito, sus vinos… Es fácil no ser de Cádiz y sentir morriña. O mono. Para aliviar ese estado de insatisfacción te recomiendo que vayas al restaurante Bache.

Al entrar ya escuchas el acento gaditano (ese que tiene gracia sin proponérselo) Casi todos los que allí trabajan son de Cádiz. Desde el propietario y chef Ale Alcántara, pasando por el jefe de sala (siempre atento a los buenos vinos) y acabando por el nombre, Bache, que hace referencia a una casa de comidas típica de allí.

Como siempre solemos hacer en estos casos nos dejamos aconsejar. Y como suele pasar siempre que los restaurantes miman su producto y su trabajo, acertamos.

Para beber si que optamos por algo nada gaditano. Un cavita ¿Qué decir del cava? Pues que si es de calidad nunca te equivocas, es tan agradecido el… Pega con todo: carnes, pescados, aperitivos, picoteos, postres… No sé por qué no se consume más, creo que es un vino a descubrir (quizá en próximos capítulos)

Comenzamos con unas croquetas de puchero. No suele ser algo que pida por voluntad propia porque es muy difícil que unas croquetas superen a las de mi madre y en lo que a la comida se refiere no quiero decepciones y menos en los restaurantes. Pero a mi acompañante se le antojó porque las había visto pasar…

Croquetas de puchero de Bache

Croquetas de puchero

Respiré aliviada cuando las probé. El puchero y los ingredientes se hacían notar, unidos a una bechamel cremosa y con una fritura fina y con poca grasa. Así que sí, pedidlas.

Había dos platos fuera de carta (me encantan los fuera de carta,siempre siempre pico) que nos llamaron la atención, uno de ellos era raya frita con mojo picón, ¿y cómo no pedir una fritura de pescado en un restaurante gaditano? El sabor de la raya estaba presente a pesar de los grados del aceite y del rebozado, que al igual que las croquetas era fino y nada grasiento. El crujiente estaba en su punto. Y el mojo picón, además de rico, le aportaba gracejo al plato sin llevarse por delante a la raya, cosa que no me parece fácil de conseguir.

raya frita con mojo picón de Bache

raya frita con mojo picón

 

El siguiente plato fuera de carta que probamos (y mi preferido) fue Saam de Ortiguillas. Aquí me han tenido que chivar los ingredientes porque como véreis no son pocos: emulsión de coral, alga wakame, ortiguilla frita, aceituna negra de kalamata, cebolleta china, hoja de menta y aceite de rocotto. Olé.

La idea es comérselo enrollando la hoja verde, a modo de rollito. O yo lo llamaría bocadillito de mar. Una vez más la fritura muy sutil de la ortiguilla estaba bastante equilibrada con el resto de ingredientes que cierto es que le aportaban bastante frescor. Tenía un carácter muy oriental pese a tener como ingrediente principal (o protagonista, más bien) a la ortiguilla. La mezcla de continentes vuelve a ganar por goleada, por lo menos en mi paladar.

Saam de ortiguillas de Bache

Saam de ortiguillas

 

Y, por último, tomamos Sandwich japo-cubano “botella, ron, tabaco habano“Así lo tienen puesto en su carta, no es que haya tenido yo la ocurrencia, vaya. Utilizan pan bao (o bao bun) para el sandwich, un elemento que cada vez se está poniendo más de moda en la restauración aunque en Asia es un estandarte de la comida callejera desde hace tiempo. Es un pan que se cocina al vapor, quizá por eso sea más sano (o eso dicen) Tampoco soy una experta en las propiedades de los alimentos pero lo que sí está claro es que el bao está triunfando por su sabor, su textura y su eclecticismo para maridar con distintos alimentos.  El sandwich japo-cubano me gustó bastante sólo puedo ponerle un pero, ya estaba demasiado llena y no pude terminarlo.

Sandwich japo-cubano "botella ron, tabaco habano" de Bache

Sandwich japo-cubano “botella ron, tabaco habano”

Para rematar la faena vino el postre: cremoso de chocolate picante con crumble y espuma de tomillo. Insisto en que los dulces no son mi fuerte. El chocolate picante estaba rico y la mezcla con la espuma de tomillo resultaba interesante pero para mi gusto había mucha espuma y me empachó un poco. También he de decir a su favor que la ración era bastante generosa (y que yo ya venía llena del plato anterior)

Y como un pajarito debió de comentar en la sala nuestra afición por el vino lo acompañaron de una copita de Palo Cortao de Bodegas Gutiérrez Colosía.  Bastante interesante, por cierto.

Me quedé con ganas de probar más cosas así que habrá que volver con más hambre.

Bache es otro restaurante recomendable y repetible.

 

Cremoso de chocolate picante con crumble y espuma de tomillo de Bache

Cremoso de chocolate picante con crumble y espuma de tomillo

 

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