Una vez en bodega, se procede a hacer un prensado directo de estas uvas. El mosto obtenido fermentará con las propias levaduras presentes en el ambiente del viñedo. Cuando la fermentación estaba a punto de terminar justo al 16/09/2020, se embotelló el vino con una concentración de azúcar de 21.7 gr/L. De esta forma se generará una buena cantidad de gas carbónico (5.8 BAR), y así haremos que este ancestral sea apto para soportar una buena crianza, que será la que nos aportará este equilibrio gustativo entre el volumen, la acidez y una burbuja presente pero integrada. A lo largo del proceso de crianza, el vino ha sufrido una fermentación maloláctica de forma espontánea.