Lo de Pepitín es un vino de parcela histórica que rinde homenaje al señor Pepitín, el agricultor que cuidó con dedicación estas viñas durante toda su vida. Procedente del municipio de Biar, a 610 metros de altitud, este vino forma parte de la calificación “Alicante Singular” dentro de la Denominación de Origen Alicante, y es un ejemplo vivo de la riqueza varietal, la tradición vitícola y el respeto por el entorno.
Uvas
Monastrell (80%), Giró (14%), Arcos (3%) y Bobal (3%). Todas variedades autóctonas y tradicionales de la zona, reproducidas por selección masal a partir de cepas antiguas, que conservan la diversidad genética de un viñedo único.
Viñedo
Viñas viejas plantadas en 1980 en vaso y en régimen de secano. La parcela histórica se sitúa sobre suelos franco arcillo-arenosos con alta presencia de caliza, lo que aporta frescura y mineralidad al vino. La combinación de altitud, orientación y material vegetal antiguo contribuye a la singularidad y profundidad de esta referencia limitada.
Elaboración
Fermentación espontánea con levaduras indígenas en una antigua bodega del siglo XIX. La vinificación se divide en partes iguales: 50% en depósitos de acero inoxidable y 50% en tinajas centenarias de Villarrobledo. El 70% de las uvas se pisan manualmente y se despalillan a mano, mientras que el 30% restante se vinifica con racimos enteros. El proceso se realiza con baja extracción para preservar la finura y la expresión varietal.
Crianza
El 50% del vino envejece durante 8 meses en barricas de roble francés de 500 litros y el otro 50% en tinajas centenarias de 500 litros. Esta crianza mixta aporta complejidad, equilibrio y una textura sedosa al conjunto.
Nota de cata
Un vino mediterráneo, luminoso y lleno de vida. Su perfil invita a beberlo a una temperatura ligeramente más baja de lo habitual para un tinto, revelando con mayor nitidez su carácter frutal, fresco y salino. En nariz se muestra expresivo, con notas de fruta roja fresca, hierbas aromáticas y un fondo mineral. En boca es delicado, con taninos suaves, buena acidez y una sensación de ligereza envolvente que refleja fielmente el espíritu del terruño.
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